Conoce a Ana Mary, quien nos cuenta un poco de su vida y como ha transitado su enfermedad.
PUBLICADO ELVIDA PERSONAL
¿Quién eres?
Me llamo Ana Mary, soy matrona, nací en Concepción y desde hace 4 meses vivo en Santiago porque acá están mis hijos.
¿Cómo fue tu infancia?
¿Qué es lo que más recuerdas de esa época?
Mi infancia fue hermosa, con un padre aventurero y cariñoso… Vivía pegada a él; me decían que era su “caluga”, hasta que falleció, cuando yo tenía 12 años. Fue el dolor más grande por el que he pasado; pasé de ser niña a ser adulta en días.
¿Estás casada? ¿Tienes hijos?
Sí, tengo tres maravillosos hijos. Y en julio de 2012, a mi marido, quien nunca había tenido problemas de salud, le dio un infarto masivo y falleció.
¿Cuáles son los valores que promueves en tu familia?
He tratado de inculcarles todos los valores que he podido a mis tres hijos; responsabilidad, generosidad, honradez, ética, respeto… Para mí, todo se resume a ‘nunca hacer a los demás, lo que no te gustaría que te hicieran a ti’.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Gracias a Dios no conozco la palabra aburrimiento; no necesito estar con compañía para sentirme acompañada. Me gusta mucho la lectura, el buen cine y la jardinería. Viví en una parcela y al estar en el campo, el día se me iba muy rápido.
¿Tienes algún sueño por cumplir? ¿Y algún sueño cumplido?
¡He cumplido harto sueños, he sido muy bendecida! Con mi marido nos dimos el gusto de viajar mucho y hoy me doy el gusto de disfrutar de y con mis hijos; estoy orgullosa de la relación que hay entre ellos tres. Por cumplir, la verdad es que, si estuviera sana, me encantaría seguir viajando.
¿Cuál ha sido el momento más feliz en tu vida?
El nacimiento de mis tres hijos, sin lugar a dudas… Siempre fui muy maternal; le decía a mi mamá que iba a estudiar para ser mamá. ¡Y fui matrona!
MANEJO DE LA ENFERMEDAD
¿Cómo y cuándo empezaste a notar que algo no iba bien con tu salud?
Nunca tuve molestias, hasta un momento en el que pasé muchos días con estreñimiento. Una sobrina, que es médico, justo fue a pasar una semana conmigo, le conté esto al día siguiente me tomaron exámenes y me diagnosticaron cáncer de colon. Todo esto en un día; en julio de 2013, un año después de que mi marido falleciera. Me operaron, descubrieron metástasis en el hígado y seguí con tratamientos de quimioterapias, muy fuertes.
¿Cuál fue tu reacción cuando te confirmaron que era cáncer? ¿Qué pensaste?
Quedé muda, no salía una palabra de mi boca pero al llegar a mi casa en el campo, empecé a planificar todo, lo más ordenado posible y eso me dio mucha tranquilidad. Quería que mis hijos tuvieran las facilidades para solucionar lo que se viniera. Una anécdota que quiero compartir es que siempre tuve el pelo largo y un día traté de hacerme un cole y me quedó todo el pelo en la mano. Pasaron dos días, llegaron mis hijos de visita y les pedí que me cortaran el pelo, con amor; pusimos música e hice aperitivos. ¡Pelarme fue toda una fiesta!
¿Cómo afrontaste el tratamiento con quimioterapia?
Fui al psiquiatra a pedir ayuda para afrontar esto. Además, meditando, terminé dando gracias porque esto me llegó ahora, cuando mis hijos caminan por sus propios pasos.
¿Algún profesional de la salud se
ocupó de acompañarte a nivel emocional?
Mi cirujano, Franco Innocenti… ¡Estoy enamorada de él! Es un hombre con calidez, además de ser un profesional absolutamente destacado.
¿Te has sentido acompañada? ¿Quién ha sido tu apoyo a lo largo de todo el proceso?
Cuando te tocan situaciones difíciles, como las que he vivido (viuda, al año con cáncer, mis hijos fuera de la ciudad), ves con quien cuentas… Soy de familia pequeña pero la familia de mi marido ha sido maravillosa conmigo. Una prima, una amiga y una de mis cuñadas han sido la contención más grande que he tenido, todo lo hacen con amor y eso uno no lo nota inmediatamente.
¿Has cambiado a partir de la experiencia de cáncer?
De todas maneras… Te cambia el mundo, la vida, todo… Soy más agradecida que antes; a las personas que amo, las valoro 10 veces más. Donde puedo aportar un granito de arena, de lo que sea, lo hago; el que da, es mucho más feliz que quien recibe.
¿Podrías enviar un mensaje para las personas que están transitando esta enfermedad?
Tener confianza, no solo en que te vas a mejorar, sino en lo que has sembrado. Aconsejar mucho a los hijos, entregarles todo, no esconder las cosas… Es muy importante ser transparentes porque la gente, muchas veces quiere ayudar, pero les da temor tocar el tema porque no saben cómo vamos a reaccionar y sabemos que para nosotros, que nos escuchen es una gran ayuda.